En la actualidad, el avance tecnológico ha propiciado la adopción creciente de herramientas de inteligencia artificial (IA) en el ámbito laboral. Según una encuesta realizada por InfoJobs, aproximadamente uno de cada cuatro trabajadores ya ha implementado la IA en sus actividades diarias. Este fenómeno, si bien conlleva promesas de aumentar la productividad y eficiencia, también genera preocupaciones sobre la posible sustitución de empleados por sistemas automatizados.

El informe de InfoJobs revela un incremento del 18% en la percepción del riesgo de despidos debido a la IA, con un 37% de los encuestados expresando temor a ser reemplazados por tecnología. Esta tendencia refleja una creciente inquietud entre la población trabajadora respecto al impacto que la IA podría tener en el mercado laboral. Aunque se reconocen beneficios como la automatización de tareas y la reducción de costos operativos, la sustitución de empleados por máquinas es señalada como la principal desventaja.

Es importante destacar que aquellos trabajadores que utilizan activamente la IA son más propensos a reconocer tanto sus beneficios como sus desventajas. Esto sugiere que la percepción hacia la IA varía según el grado de uso y la edad de los trabajadores, con mayor optimismo entre los más jóvenes y los usuarios activos.

Sin embargo, el desafío fundamental que plantea la IA no es técnico, sino humano, como enfatiza un informe de Esade sobre el impacto económico y financiero de esta tecnología. La clave está en diseñar futuros prósperos que integren la IA de manera complementaria al trabajo humano, maximizando sus beneficios y minimizando los riesgos asociados.

El impacto de la IA en el mundo laboral es un tema de relevancia global. La directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, advierte que casi el 40% de los empleos globales podrían verse afectados por la IA. Si bien esto conlleva riesgos como la reducción de la demanda de mano de obra y descensos salariales, también presenta oportunidades en términos de mejoras en la productividad.

Las economías avanzadas son particularmente susceptibles al impacto de la IA, con un 60% de sus puestos de trabajo potencialmente influenciados. Sin embargo, se estima que la mitad de las posiciones laborales afectadas podrían experimentar un aumento en su productividad debido a la integración de la IA. Por otro lado, los mercados emergentes y países de bajos ingresos enfrentan desafíos adicionales debido a la falta de infraestructura y capacitación necesaria para adoptar eficientemente la IA.

Ante esta realidad, es crucial fomentar un diálogo abierto y constructivo entre empleadores, trabajadores y legisladores para asegurar que la implementación de la IA contribuya al bienestar y desarrollo profesional de la fuerza laboral. La adaptabilidad al cambio tecnológico y el desarrollo de habilidades pertinentes serán fundamentales para capitalizar las oportunidades y mitigar los riesgos asociados a la era de la inteligencia artificial en el mundo laboral.